Alimentación hedónica versus alimentación consciente
Si bien es bastante evidente que hay una asociación positiva entre la alimentación hedónica (para gratificarnos, caprichos, sin hambre, solo para saborear) y la baja autoestima, solucionar el problema es muy difícil.
Una forma de comprenderlo puede ser es basarnos en la atención plena, descrita como “prestar atención de una manera particular: a propósito, en el momento presente y sin juzgar” y existe desde hace miles de años.
La alimentación consciente, es cuando realmente prestamos atención a lo que vamos a comer, desde su elección, preparación hasta cómo y dónde lo comeremos, y cómo esto afecta a nuestras emociones nuestras elecciones alimentarias y a cómo afectan a nuestras emociones.
En esta alimentación consciente hay que incidir sobre todo en:
- Disminuir la velocidad con que se mastica y traga
- Eliminar distracciones como la televisión, ordenadores, teléfonos e incluso comer en silencio.
- Comer solamente hasta estar físicamente saciado.
- Distinguir entre el hambre real y los antojos.
- Notar la consistencia, los sabores y el olor de los alimentos.
- Prestar atención al efecto de la comida en el estado de ánimo.
- Apreciar la comida.
Actualmente, la comida sabrosa, procesada, elaborada, forma parte indistinguible del paisaje urbano, nos inunda con olores, imágenes y alimentos de aspecto muy apetitoso, a los que solo hace falta alargar la mano, además suele ser en general asequible económicamente. Esto asociado al estrés social de las ciudades, está haciendo que comer se convierta en una actividad hedónica y acelerada, más que en saciar una necesidad fisiológica.
Nuestro cerebro no tiene tiempo de procesar las señales de saciedad de nuestro cuerpo y, en consecuencia, a menudo tomamos muchas más calorías de las que necesitamos para alimentarnos de forma correcta. Es decir, comemos sin pensar.
Recientes estudios han demostrado que frente a ese comer sin pensar, la alimentación consciente o pensar antes de comer, puede ser tan eficaz para la pérdida de peso respecto al índice de masa corporal y al perímetro de la cintura como la mayor de programas para perder peso, incluyendo los que asocian fármacos.
Evidentemente combinar ambas técnicas: alimentación consciente y programas dietéticos, y farmacológicos para perder peso, nos dará mucho mejor resultado pero sobre todo evitará las frecuentes recidivas de recuperación del peso.