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Clínica Vega

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Medicina Estética y Salud Desde 1986

El ácido hialurónico, una moda que cada vez atrae a más chicas y que no está exenta de riesgo

Muchos de estos tratamientos están influidos por la imagen en las redes sociales y por la presión estética que sufren las mujeres

 

«No me siento muy insegura, pero quería probarlo, porque tengo el labio de abajo más grande que el de arriba y quiero verme con los dos más gruesos.» Lo cuenta Irene Pérez, de 18 años, justo antes de que le inyecten ácido hialurónico en los labios. Un tratamiento estético cada vez más frecuente y que se realizan chicas cada vez más jóvenes, sobre todo por la influencia de las redes sociales.

No es sólo una sensación. Los datos de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) apuntan ya a este cambio de paradigma dentro del sector. Hace sólo cuatro años, la edad media de acceso a la medicina estética era de 35 años. Ahora es de 20. Y son sobre todo chicas que piden bótox y relleno de ácido hialurónico en los labios.

«Siempre habíamos tenido chicos y chicas jóvenes que venían a tratarse por secuelas del acné o por sobrepeso. Lo que nos ha llamado la atención han sido tratamientos puramente de modificación de rasgos faciales.»

Son tratamiento para aumentar los labios, pómulos o cambiar la forma de la nariz, explica la doctora Petra Vega, médica y tesorera de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).

De los 626.778 tratamientos faciales que se realizaron en España en 2021, un 32% eran con ácido hialurónico. Y casi la mitad de las mujeres que se han realizado una intervención de este tipo, el 46,5 %, tienen menos de 35 años.

«Siempre hablamos con las amigas», explica Irene. «Cuando les dije que me pondría labios, todas me decían que ellas también lo querían hacer. Siempre hay alguna que quiere ponerse labios, cambiar la forma de la nariz hablamos muy a menudo», dice.

El ácido hialurónico, una «revolución» de la medicina estética

Todos estos tratamientos se realizan inyectando ácido hialurónico, una molécula que está presente en nuestro cuerpo de forma natural. «Por ejemplo, una persona de 70 kilos tiene 15 gramos de ácido hialurónico repartido por muchos tejidos, sobre todo en la piel», comenta la vicepresidenta de la Sociedad Catalana de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, Ana Margarita Torres Maczassek.

Desde hace unos años, esta sustancia se modifica ligeramente y se utiliza para tratamientos estéticos. De hecho, el resto de materiales que se utilizaban hasta entonces prácticamente se han eliminado del mercado.

El ácido hialurónico es versátil, «relativamente fácil de poner», explica Vega, y puede aplicarse a diferentes partes del cuerpo. Además, el tratamiento vale entre 300 y 500 euros, menor precio que el de otras intervenciones estéticas.

Pero lo que le ha convertido en el rey de la medicina estética es que es reversible. En un máximo de un año, el cuerpo lo absorbe y no queda rastro. «Y, además, tiene antídoto. En caso de problemas, aplicamos hialuronidasa y hacemos desaparecer el ácido», señala la tesorera de la SEME.

Efectos adversos del ácido hialurónico

Eso sí, no es un tratamiento exento de riesgo, sobre todo si no lo aplica personal sanitario.

Entre los efectos adversos se encuentran alergias, reacciones anafilácticas, traumatismos por el pinchazo o granulomas, es decir, que el cuerpo lo encapsule porque no reconoce el producto. En casos más graves, pero muy poco frecuentes -dice Vega-, se puede cerrar algún vaso sanguíneo.

Las redes sociales y las influencers, factores determinantes

La eclosión de este tratamiento entre las personas más jóvenes no se entendería sin el papel determinante que han jugado las redes sociales. Especialmente, los filtros de Instagram, que permiten retocar el tamaño de los ojos o labios.

Antes de recibir el pinchazo, muchas chicas ya han hecho pruebas antes de cómo les va a quedar y, sobre todo, ya se han acostumbrado a verse así.

«Te pones a tomarte una foto y es muy fácil aplicar un filtro y verte con los labios más grandes o la nariz más pequeña.»

También las influencers han contribuido a dar a conocer estos tratamientos. «Cada poco tiempo ves que una influencer se lo ha hecho», comenta Irene, quien admite que «poco a poco» esto le animó a hacérselo.

Las publicaciones de operaciones estéticas o tratamientos son habituales en redes como Instagram o TikTok. Los propios profesionales sanitarios explican el proceso y hacen publicidad de sus clínicas.

Las creadoras de contenido defienden que lo hacen para ser transparentes y para romper tabúes. Pero hay quien ve también la semilla para crear nuevas necesidades a chicas que nunca se habían planteado hacerse un tratamiento como éste.

La presión estética hacia las mujeres

El incremento de intervenciones estéticas preocupa a algunos sectores, que ven, detrás, la presión estética que sufren las mujeres a lo largo de su vida para encajar en los cánones de belleza establecidos.

Emma Baudais, educadora del Centro Joven de Atención a las Sexualidades (CJAS), que realiza talleres con adolescentes y jóvenes, cree que la presión estética «ha existido siempre», pero hoy tiene unas herramientas que antes no tenía.

«¿Qué hacen estas redes sociales? Alimentar esta comparación constante, esa idea de que lo más importante en una mujer es su físico, su apariencia y agradar a los demás.»

Sin embargo, no sorprende que las chicas estén cada vez menos cómodas con su imagen y busquen acercarse a ideales de belleza a menudo inasumibles. De hecho, algunos datos ya lo apuntan. Por ejemplo, una encuesta que la Agencia de Salud Pública de Barcelona realizó el pasado año señalaba que más del 63% de las chicas de entre 13 y 19 años no estaban satisfechas con su cuerpo.

¿Verse mejor, sentirse mejor?

Paula Ribera tiene 29 años y ya hace algunos que visita centros de medicina estética. «Después de la pandemia me veía con mala cara», explica. Y por eso decidió ponerse ácido hialurónico en torno a los ojos y la boca.

Tres años antes se había puesto en los labios para tenerlos más musculosos: «Era un tema que ya conocía y creo que hacerse tratamientos para prevenir y verte mejor… ¿por qué no, verdad?»

Algunas influencers aseguran que se hacen estos tratamientos «por salud», pero la cirujana plástica Ana Margarita Torres cree que es un argumento poco sólido: «Si tú te infiltras ácido hialurónico en los labios no estás haciendo nada por tu salud. Pero es cierto que hay tratamientos que pueden ayudar al paciente a verse mejor.»

La doctora Vega considera que estas intervenciones deberían realizarse sólo cuando haya «una base sólida», es decir, cuando hay asimetrías en alguna parte de la cara o para armonizar las facciones. Por ejemplo, dice, si una persona tiene los ojos y la nariz gorda, pero los labios muy estrechos.

«A los 20 años esto puede acomplejarte mucho, y entonces sí que, con la intervención, estamos haciendo también un tratamiento emocional.»

Para Vega, en estos casos de chicas jóvenes «hay que realizar un estudio mucho más psicológico que lo que hacemos con una persona adulta».

Más educación para aceptar los cuerpos

Las voces expertas creen que es necesario trabajar para conseguir que aceptamos los cuerpos tal y como son. Baudais pide «no señalar a la mujer» que decide operarse o someterse a un tratamiento estético: «El problema no es que una mujer se quiera operar. Hay que preguntarse cuál es el factor que está haciendo que esta mujer se quiera operar» .

Y aquí ve la presión estética y una sociedad patriarcal: «Es aquí donde debemos apuntar, hacia esa sociedad, esa violencia machista, que es un problema estructural y de base».

Un problema con una solución que, dicen, pasa, en primer lugar, por regular la publicidad de la medicina estética, pero, sobre todo, por fomentar una educación crítica con los cánones de belleza y con la necesidad de parecernos a lo que no somos.

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